El Apóstol de Distrito en Santa Fe y Rosario

Viernes 05/08/2016

El 30 y 31 de julio el Apóstol de Distrito Enrique Minio presidió Servicios Divinos en las iglesias Santa Fe y Rosario N°1. Ambas son parte del distrito 47/2 en la provincia de Santa Fe.


Santa Fe
Para este encuentro especial, la comunidad decoró la iglesia con hermosos arreglos florales, tanto en el interior como en el exterior. El marco musical fue brindado por un coro y la orquesta integrado por niños y jóvenes. Asistieron 122 fieles, entre ellos 19 almas que concurren a la comunidad en formación de Santo Tomé y de Paraná (Entre Ríos).
Acompañaron al Apóstol de Distrito el Anciano Felipe Liotta y el Evangelista de Distrito Néstor Manzelli, además del Primer Pastor Juan Toledo. El texto fue Proverbios 15:23: “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!”.
Durante la prédica, entre otras palabras el Apóstol de Distrito se refirió a la importancia del dominio propio para poner por obra las enseñanzas divinas.
Al finalizar la hora, niños de las escuelas de enseñanza le entregaron un presente. Además, los jóvenes de la comunidad interpretaron dos himnos. Al escucharlos, el Apóstol de Distrito les contó que, sin saberlo, habían cantado su “himno preferido”. Esto sumó una alegría “extra” para todos.

Rosario
Al día siguiente recibieron al Apóstol de Distrito los hermanos y hermanas de Rosario. El Servicio Divino se llevó a cabo en la iglesia Rosario N°1 pero también estaban invitados los miembros de las iglesias Rosario N°3, Rosario N°4 y Rosario N°5, sumando 304 concurrentes.
La palabra del servir fue Marcos 9: 33-35: “Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos”. En su prédica el Apóstol de Distrito invitaba a reflexionar acerca del verdadero motivo por el cual seguimos a Cristo, sin perder tiempo en discusiones entre nosotros sino, mejor aún, examinándonos a nosotros mismos para formar una comunidad, no individualidades.

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