Oír y seguir a Cristo para ver su gloria

Domingo 18/03/2018

El domingo 18 de marzo de 2018 ofició en la iglesia central de Buenos Aires el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider, en el marco de su visita a Argentina. El Servicio Divino fue transmitido vía satélite a toda el área de Apóstol de Distrito Minio.


Para su servir, el Apóstol Mayor tomó la palabra de Marcos 9: 7, que dice: “Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd”.
En sus primeras palabras, el Apóstol Mayor expresaba que Dios conoce todas y cada una de nuestras cosas: nuestras faltas, nuestros sentimientos, nuestras debilidades. A pesar de eso, nos ama. También conoce a aquellos que dudan, a los que están desilusionados y especialmente les dice hoy: ¡por favor, no abandonen, vuelvan! Permítanle al Espíritu Santo que los guíe al verdadero conocimiento de Jesucristo. Una vez que conozcan a Jesucristo, no lo dejarán.
Luego ya centrándose en la cita bíblica, el Apóstol Mayor brindaba el contexto de este pasaje. Para los discípulos, a pesar de haber tenido una fe fuerte, cuando Jesús les contó que tendría que sufrir y morir, esto fue demasiado. Incluso peor cuando les dijo que aquellos que querían seguirle también tendrían que sufrir, negarse a sí mismos y llevar la cruz.
Los discípulos estaban tristes, hasta un poco enojados. Esto Jesucristo lo vio; los quiso consolar y fortalecer. Entonces los llevó al monte, donde fue transfigurado: allí pudieron ver la gloria del Hijo de Dios. Escucharon la voz de Dios diciendo: “A él oíd”.
Llevemos esto a nosotros. Antes de ver la gloria de Dios, hay que escucharlo y seguirlo. A veces tenemos experiencias de fe y Dios nos concede su gracia de manera maravillosa. Allí nos resulta obvio que ese es Dios. No obstante, Él quiere que veamos la gloria de Jesucristo en el Servicio Divino. Nos guía en el conocimiento de Jesucristo para que podamos ver cuán glorioso es. En el Servicio Divino:
-Nos explica el amor de Jesús, cuán grande es su gracia, cuán importante es su sacrificio.
-Nos habla del lugar que está preparado.
-En la comunión en la Santa Cena, podemos ver parte de la gloria de Dios.
-A veces podemos sentir la presencia de Jesucristo a través de nuestro hermano o hermana, cuando reaccionan de la forma que lo haría Jesús, a la imagen de Jesús.
-Podemos verlo en los Apóstoles que ha enviado y en su Iglesia.
Pero sucede que luego vemos a los Apóstoles con sus debilidades, a los creyentes con sus defectos: vemos el lado humano. “Pero, por favor – exhortaba el Apóstol Mayor- no se olviden: ¡este es su Hijo, oídlo!”. A pesar de las personas imperfectas, permanezcamos en el seguimiento. Entonces podremos ver la gloria de Dios.
Es un mensaje de esperanza y de alegría: “Aquellos que sigan a Jesucristo compartirán su gloria”. Esto debería crecer en nuestro corazón y ser visible de vez en cuando. Que se pueda reconocer en nosotros a Jesucristo cuando nos escuchan, cuando nos miran, cuando viven con nosotros. “Es el maravilloso servicio: que a través nuestro se pueda ver Jesucristo”, expresaba el Apóstol Mayor. Es la forma en que queremos seguir a Cristo.
Luego de su activar, colaboraron en el servir el Apóstol de Distrito John Kriel (de África del Sur), el Apóstol Miguel Flores (de Perú) y el Ayudante Apóstol de Distrito John Fendt (de EE.UU.).
También fue celebrada la Santa Cena para los difuntos. Antes de culminar la hora, aún manifestó el Apóstol Mayor: “Esperamos el retorno de Jesucristo. Pero desde el punto de vista de Cristo, Él nos está esperando. Está anhelando esa Santa Cena en el cielo. ¡Apúrate, estoy esperándote! ¡Por favor, perdona, vence, yo te estoy esperando! (…) No queremos que espere demasiado. Hagamos ya lo que Él quiere que hagamos. Y si estamos deseosos de hacerlo, recibiremos a través de la Santa Cena la fortaleza para lograrlo. Esa es nuestra fe”.
Así culminaba una profunda hora frente al altar, aguardando aún el Servicio Divino previsto para el lunes 19 de marzo, en este caso en la ciudad de Rosario (Santa Fe, Argentina).

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