Celebrando la música

El domingo 26 de noviembre, en la iglesia central Buenos Aires (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) se realizó un concierto el coro de niños y la orquesta ifanto-juvenil, en el marco del "día de la música". Participó también el "coro de padres".

El día 22 de noviembre se celebra el día de la música, por tal motivo y desde hace algunos años, en la iglesia central Buenos Aires se realiza un concierto alusivo. Este año participaron 727 invitados.
El altar había sido hermosamente decorado con motivos musicales.
Acompañaron el encuentro los Obispos Pablo Basso y Claudio Videla. Alegró asimismo la presencia del Obispo Rubén Ramos, así como del Apóstol Vicente Teti y el Obispo Salvador Amoruso, ambos en descanso ministerial.
En total, se interpretaron 23 obras, algunas de las cuales ya anticipaban el tiempo de Adviento. En primer lugar se presentó la orquesta infantil, compuesta por unos 30 niños, que van desde los 7 hasta los 15 años de edad. Lo hicieron con total destreza y lograron transmitir emoción en cada interpretación.
Luego siguió el turno del coro infanto–juvenil, que cuenta entre sus voces a unos 38 niños y jóvenes de entre 5 y 16 años. Fue llamativo su ingreso al salón: lo hicieron con velas y entonando una canción tradicional en alusión al Adviento. Seguirían varias obras, finalizando con una de origen africano que llenó al auditorio de entusiasmo.
Llegó el turno del "coro de padres", con 48 integrantes. Interpretaron dos obras, ambas acompañados de la orquesta. También ellos lograron el objetivo de transmitir variados sentimientos a través de su música.
Y finalmente, la orquesta infanto–juvenil, antes del cierre, integrada por 40 miembros, interpretaron tres obras, una de las cuales tuvo un solo de violín.
Para dar el cierre, y antes de la oración final, todos los participantes se unieron para presentar “El mundo está en sus manos”. El aplauso fue representativo de lo que habían podido generar en cada oyente.
“Ha sido una gran bendición para todos nosotros”, expresó emocionado el Obispo Claudio Videla, quien realizó la oración final y dio el cierre del concierto, agradeciendo a todos. Tal como había sido pedido en la oración inicial, se pudo vivir “una hora en el cielo”. El hermoso trabajo realizado por los jóvenes músicos y coreutas a lo largo del año se hizo claramente visible y llegó al corazón.